Dos fuerzas opuestas.Una misma materia.
Esculturas en bronce de más de 100 kilos, que capturan la tensión del mercado financiero a través de un lenguaje industrial, crudo y contemporáneo.
El toro, con costillas remachadas, representa el impulso del crecimiento.
El oso, facetado y agrietado, encarna el quiebre y la amenaza de la caída.
Una lectura escultórica del poder, la ambición y el vértigo de la economía.